2012/06/09

De novias


Para mujeres como yo solo hay de dos sopas, o no son novias o los son para siempre, típica combinación de una familia tradicional cristiana y una educación en las artes y los oficios de dar placer con la boca y claro las otras artes.

Así pasa con las mujeres como yo, tenemos de dos sopas.

He pensado repetidamente en mi tatuaje en el cuello y me descubro fantaseando con que dirá la familia; ¿qué dirá la familia de eso y de que tuve un encuentro sexual prohibido en la cocina de la abuela?. En esa que me resguardaba cuando a los 8 me imaginaba que seguro un clan extraterrestre me había dejado ahí con una misión de mártir, y que vendría por mi, vendría a rescatarme, eternamente miraba las ventanas esperando los platillos voladores, mientras se deformaba mi conciencia entre el empedernido racismo y clasicismo de mi abuela y la solapadora frialdad de unos padres que  me esperaban a su imagen y semejanza, aunque la vida solo les concedió que fuera “esto”, yo misma.

¿Qué dirá la familia de  mis actividades nocturnas?, de la dudosa procedencia de mi vida sexual, marital, extracurricular, curricular e intima camuflada en un silencio cómplice? Y si muy cómplice: Cómplice del tío homosexual closetero que se resguarda tras la venta de ropa y cómplice también del rechazo al otro tío, que se tuvo que ir casi al extremo del mundo para vivir una vida sexual abierta. Cómplice en el silencio que además aprendió los artilugios de mentir.

Porque para mentir no hay que saber demasiado, basta con conocer más de debilidades que de fortalezas, las fortalezas déjenlas a recursos humanos cuando estén respondiendo aquellos cuestionarios degradantes que castigan con humillación la necesidad de comer, y ya no se diga la de tener, de poder y peor aún de llegar a ser.

Lo importante en este arte de mentir en realidad son esas cosas de las que se habla poquito en los cuestionarios, en la tele, en las primeras citas o después del sexo, son las debilidades, esas “cualidades” de las que están inundados los parajes del amor, del temor y del ensueño, los secretos que verdaderamente nos unen a través del tiempo.Y para esas debilidades como para las mujeres como yo, hay de dos sopas, o aprendes a mentir o empiezas a enamorarte, a perderte, a aventurarte y a tener miedo.





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