Hace tanto que tengo ganas de escribirte, de contarte, de
decirte.
Primero de como me vertí en ti cual líquido efervescente que
te soñaba, que te añoraba, que siempre te quería.
Segundo, de cómo me fui de ti, cual mariposa sin alas que
finge escapar escondida tras de tu puerta, tras de tu cárcel.
Y entre tanto de cómo tu te convertiste, te desvaneciste en
mi ideal y me acorralaste en tu ser, ser verdadero, ser que ya no extraño, que
ya no leo, que ya no se pero que aún siento.
Hace tanto de no decirte las palabras del amor perdidas
entre estas amargas noches de desamor cansado, hastiado y tan harto, que ya no
se llama desamor a si mismo, ya no se llama de ese modo, ya no se sustenta.
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