Compró un six de Tecate para que pasáramos esa noche juntos,
una pensaría que no hay momentos en que un hombre pueda engañarte, son
sencillos, pero los hay…
Él era de los astutos porque casi no caía en el juego de dar
rienda suela a su ego hablando, de modo que se le adivinaba poco, y solo eso,
ya lo hacía especialmente astuto.
Le gustaba la cerveza con cada cosa en la vida, y todas las
veces compró six de Tecate Light, lo llamaba corazón para tener un modo de
hablarle que no me recordara a ninguno y corazón jamás se lo dije a nadie más,
Ni siquiera al que si escribió su verdadero nombre en mi corazón para siempre,
ni siquiera a ese le dije jamás mi corazón.
A la mañana siguiente del six de Tecate me dijo que lo había
rasguñado durante el sexo y en un instante que fue como el abismo de toda una
vida, supe que se fue.
Guardé la última Tecate Light para lamerla del cuerpo
desnudo de un hombre en sencilla venganza, llevé la Tecate Light a mi nuevo
piso en el norte, cuando me cambié de trabajo, cuando visité uno que otro hotel.
Se congeló, se descongeló, se calentó, calló estrepitosamente por las escaleras
y la vecina del 405 salió agitada y me miró como si fuera una de tantas
muchachitas ebrias que conservan el trabajo y beben solamente sin vigilancia
social. Me la pasé transportando la Tecate y buscando al indicado para beberla
en él, solo que no se me aparecía un hombre que me incitara para echársela
encima, Y nunca pasó.
Hace días regresé de Europa al empolvado apartamento de mi
pequeña ciudad, conecté el refrigerador, se ilumino como personaje central esa
lata golpeada rojo más azul. La bebí directo, desempacando los
recuerdos de un largo viaje que tuvo que tener fin. Antes de Europa odiaba la
cerveza y luego de Europa odié la Tecate Light, era ligera como el agua e
insípida como el aburrido sexo a obscuras entre Julio y yo.
No quería tomarme la Tecate con otro buscando la venganza
dulce, en realidad la guardaba en el nuevo apartamento para compartirla con él,
no me deshice de ella cuando supe que ya no lo iba a ver, me la tomé
cuando dejé de esperarlo.