Hubo un tiempo en que él y yo nos confabulábamos para escribir aquel que vi que sentí de los tiempos escolares pasados, cuándo acallábamos nuestras mutuas ausencias con la esperanza de vernos al final de todo en ese café con sándwiches deliciosos, donde pasamos el tiempo y los tiempos se tronaron sublimes, secretos, de ese de tipo de cosas furtivas, solo entre nosotros.
Un día te regalé todos los archivos de lo que escribimos juntos, te los regalé cuando te asechaba, porque no sabía como decirte que te quería junto a mi, que te comenzaba a extrañar, en cada espacio de tiempo en que no estabas, que algo en mi requería un mundo donde estuvieras tu, donde ya no te fueras.
Un día te regalé todos los archivos de lo que escribimos juntos, te los regalé cuando te asechaba, porque no sabía como decirte que te quería junto a mi, que te comenzaba a extrañar, en cada espacio de tiempo en que no estabas, que algo en mi requería un mundo donde estuvieras tu, donde ya no te fueras.