La naturaleza de todas etsas cosas que me han estado aquejando es el miedo, ¿cómo será una vida sin miedo?, ¿la vida sin miedo me llevará a la muerte?, son las preguntas que me hago una y otra vez y denotan mi gran temor; necesito garantías, ojalá las hubiera, me ha detenido un fantasma. NO HAY GARANTÍAS
No hay garantía de que la vida sea majeor si no abro esas puertas pero tampoco las hay de que todo mejore si no las abro, son solo pruebas, ideas, imaginaciones, la verdad siempre es mas tenue, mas volátil, mas fugáz y su condición de fugáz la hace hermosa.
Como ven voy entendiendo, auqnue no me sirva de mucho para interiorizar, no era solo un salto al vacío, se trata de miles de saltos, una y otra vez embestir contra el miedo y cuando te guardas seguro de que todo estará bien hay nuevos vacios a los que hay que lanzarse, nuevas apuestas, apareceran nuevas mujeres que cambiaran mi vida y seguro me enamoraré muchas muchas veces más y tendré miedo de renunciar al sentimiento cómodo de enamoramiento para arrancarme la piel y aprender a decir no gracias.
Ella me dice que si pude aprender a vivir sin tantos nombres, será muy facil vivir sin muchos mas, que si pude renuncuiar a todo esto, PUEDO HACERLO TODO.
He renunciado muchas veces a ti en distintos rostros, me voy haciendo experta y sin mebargo mi única garantía posible es reconocer que en cualquier batalla tu eres vencedor, solo el reconocimiento de mi derrota, de mi miedo, solo dejar de intentarlo me hará alguna vez libre. Y si me equivoco solo un poco y si me equivoco totalmente, estoy segra de que si es algo tan fundamental vencerte, la batalla me estará esperando para que la enfrente.
No hay garantía de que la vida sea majeor si no abro esas puertas pero tampoco las hay de que todo mejore si no las abro, son solo pruebas, ideas, imaginaciones, la verdad siempre es mas tenue, mas volátil, mas fugáz y su condición de fugáz la hace hermosa.
Como ven voy entendiendo, auqnue no me sirva de mucho para interiorizar, no era solo un salto al vacío, se trata de miles de saltos, una y otra vez embestir contra el miedo y cuando te guardas seguro de que todo estará bien hay nuevos vacios a los que hay que lanzarse, nuevas apuestas, apareceran nuevas mujeres que cambiaran mi vida y seguro me enamoraré muchas muchas veces más y tendré miedo de renunciar al sentimiento cómodo de enamoramiento para arrancarme la piel y aprender a decir no gracias.
Ella me dice que si pude aprender a vivir sin tantos nombres, será muy facil vivir sin muchos mas, que si pude renuncuiar a todo esto, PUEDO HACERLO TODO.
He renunciado muchas veces a ti en distintos rostros, me voy haciendo experta y sin mebargo mi única garantía posible es reconocer que en cualquier batalla tu eres vencedor, solo el reconocimiento de mi derrota, de mi miedo, solo dejar de intentarlo me hará alguna vez libre. Y si me equivoco solo un poco y si me equivoco totalmente, estoy segra de que si es algo tan fundamental vencerte, la batalla me estará esperando para que la enfrente.
1 comentario:
Un campesino reza con fervor, pero enojado:
-Oh, Dios, te entusiasmaste creando nuestro mundo, más después de verlo nacer lo olvidaste, dejando en nuestras manos el trabajo de hacerlo prosperar. Debo confesarte que estoy cansado, las dificultades que encuentro a cada paso son agobiantes. Ayúdame, por favor… Si me concedes lo que te voy a pedir produciré el mejor trigo que nunca haya crecido en estos parajes. Dame una tierra fértil, rica en minerales. Disminuye este año los rigores del invierno, haz que el clima sea templado los doce meses del año, elimina la sequía y las lluvias torrenciales, que los vientos no pasen de ser agradables brisas, que no acudan insectos ni pájaros, que mis bueyes y yo conservemos una salud de hierro y que ningún terremoto destruya mis plantas…
La divinidad escuchó la plegaria y en una majestuosa aparición le prometió el campesino hacer todo lo que él le pedía… Pasaron los meses… Las semillas nunca se abrieron… El campesino comprendió que sin obstáculos nada puede adquirir la fuerza necesaria para crecer.
Cabaret mistico Alejandro Jodorowsky pp. 121
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