2006/10/28

Moriré en tu cuerpo

Me dolió demasiado descubrirme así, y pienso en como no cayó devastada Paris Hillton al encontrar su intimidad a la vista de todos, y ahora los compadezco, a Paris (que tuve la suerte de estar en su hotel sin conocerla), a "mi pequeña golosa" y tantos mas, porque si yo solamente vi un texto, y sentí mi vida expuesta y juzgada, que habrán sentido ellas ante la masacre de su intimidad.

Cuando ví la lluvia de opiniones sobre mi me sentí traicionada y es por que en realidad me importa poco la certeza de esas opiniones y no les resto su razón; no me duele la verdad de esos textos que yo misma conozco, me duele el juicio; un juicio del cual no era participe, del cual ni siquiera estaba enterada, un juicio en mi ausencia y a costa de mi.

Solo una vez había sentido esta especie de dolor al descubrir un texto en internet y fue ya hace tiempo, leía un space "el que guarda mi verdadero nombre" y entonces su comentario aparecía ahí sin sentido, después de años de ausencia me dijo “moriré en tu cuerpo y renaceré al tercer día" (no es preciso solo una aproximación) y entonces sentí una patada en la boca del estómago, descubrí que me amará siempre y se combinaron en mi ser la añoranza, el pánico, la tristeza, no creo que tener mas que un lazo espiritual que supere a mi lazo con aquel hombre, por lo que mi ser sucumbió y entendí que la naturaleza del verdadero amor supera toda frontera hasta las mas álgida, la mas cruel, la mas devastadora, la de mi voluntad.

Pero esta vez fue distinto, no era ni siquiera para mi, ni siquiera estaba enterada, y el golpe en el estómago no fue combinación de nada solo fue un golpe y ahora compadezco a todos aquellos que tienen que resguardar su intimidad en una caja fuerte, aquellos que aun después de ser victimas del asesinato de lo intimo, tienen que dar una conferencia de prensa y pedir perdón por ser seres humanos.

Yo no daré conferencia, solamente diré que no me lo esperaba, y que mas vale que piense en todas esas cosas que tampoco me esperaba, como tener la suerte de tener un lugar a donde ir aquella mañana, aquella que no estuvo nadie, a un lugar donde todos ellos aun sin conocerme me comprendieron como tal vez solo me ha comprendido alguien, se quedaron junto a mi y lo escucharon todo, luego lo guardaron en el lugar que antes ocupaban sus angustias y se lo llevaron con ellos para no repetirlo jamás, como otras veces hice yo cuando lloraron ellos.

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