2007/04/07

De las razones en Baudrillard

Hace algunas semanas mi mejor amigo mando un mensaje a mi celular, un mensaje claro y conciso, decía: Murió Baudrillar.

Entonces inmediatamente volví a la tarde en que después de haber leído La Transparencia del mal me percate de que mis ociosidades eróticas no se pasean por los caminos de la obscenidad de una imagen explícita, que mas bien están diluidos y transformados en los ecos de la palabra escrita.

Escribí el principio de un ensayo llamado De las razones en Baudrillar, pensando en eso, no se trataba de conformidades teóricas o de ideas al aire sobre el simulacro, si no más bien, de mi propio simulacro sexual a la sombra de mis fantasías manipuladas por su seducción. Un ensayo perturbado por el éxtasis en sus palabras y la melodía de sus frases recorriendo mis piernas.

Al recibir aquel mensaje, recordé la mínima descarga nerviosa en mis entrañas mientras pasaba ansiosamente de palabra en palabra, recordé la vez que se hizo un silencio cuando todos hablaban de la futilidad de la frase “orgasmo intelectual” y yo, afirmé que era obvio que se podría conseguir uno y no solo uno.

Luego busque un lugar en Internet donde publicarlo pero nunca lo hice, tal vez porque la narrativa de aquel orgasmo de texto era muy íntima, casi perfecta, sin embargo, constantemente prometía publicarlo, y ahora que se ha ido el poeta postmoderno dueño de mis fantasías nocturnas, creo que sería adecuado a modo de un minuto de silencio, guardar aquel ensayo para mis noches en vela e irme a la cama, releer fragmentos de aquel libro de erotismo explícito encubierto en la teoría del asesinato de lo real y dejarme envolver un noche mas con su particular conspiración asesina.

Tal vez algún día algún inédito 6 de marzo de mi vida, decida publicar todos los ensayos juntos, pero… no por ahora.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

bienaventurados aquellos que tienen la capacidad de erotizarse con una buena lectura...

:p

Denice Flores dijo...

alivianame con un poco de tu erotismo reiiinaaaaa!!!