2016/03/22

Matemos el amor


Matemos el Amor para hacerlo portador de la vida que nos trae la muerte, matémoslo sin más con la verdad desierta, esa que no visita nadie, que no recibe reconocimientos en febrero, que al final de los días termina sola con sus pensamientos sin voz.

Hablemos abiertamente de lo cotidiano que lo asfixia todo, digámosle que añoramos la época buena cuando el amor, aún sin ese nombre, andaba vestido de deseo por las habitaciones abandonadas de estos días.

Hablémosle al amor, eso siempre lo mata, el buen amor no soporta los espejos, no soporta los reclamos, no soporta un ya no, asesinémoslo juntos y como cómplices sin tiempo o por un día, por muchos momentos o por la vida entera festejemos la libertad de todo aquello que el buen amor ha secuestrado.

Miraremos primero liberarse al deseo, que sin el yugo del buen amor podrá por fin incendiar nuestras entrañas antes sujetas al intercambio, no tendré más que venderte mi cuerpo porque confiaré en ti, mi piel dejará de ser moneda, certeza, moral o buen nombre, la recuperaré toda, la haré mía y nunca más tendré que pensar en entregarla, podré compartirla.

Luego escapará de entre los barrotes oxidados el complemento de nuestra historia presa, los hombres y mujeres de tu vida con los que te comparto, me enseñaras a verlos, me contarás como los haces parte tuya y mía y al reconocerlos te reconoceré abiertamente y sin condiciones, soltaré toda certeza de ti, confiaré por fin en tu palabra porque nunca más necesitaras mentirme y entonces te diré la verdad.

Y cuando casi esté por cerrarse la celda, veremos un resplandor igual de brillante, pero envejecido, un enamoramiento viejo, una ilusión de alguna primera vez, un ensueño de nosotros, que no recordábamos, lo que pensamos que podíamos construir, lo que nos imaginábamos que seríamos. Ese resplandor iluminará nuestros cuerpos heridos, cicatrices sangrantes pulsaran nuestras conciencias, cuando matemos el amor, se desprenderán de mi los ideales del hombre de ensueño, todo aquello con lo que te hice daño me abrirá heridas pulsantes, mi deseo de que lo llenes todo, mi anhelo del amigo incansable que siempre dirá que si, el padre renacido que me resguardará noche a noche mis temores y a mi avanzada edad aún me contará cuentos, aún decidirá por mi, aún proveerá de caprichos infantiles mis días, se verá reflejado en un dolor solitario de mi corazón creciendo. Junto con las heridas pulsantes se liberará un peso, ya no tendré que ser para ti madre y a la vez prostituta, ya no necesitarás que te persiga, no anhelaras que te complazca, no esperaras que deforme lo que soy, lo que creo o lo que siento para que tu conserves tu postura de poder aplastante, mi cuerpo no será muestra de tu éxito, ni mi sumisión y silencio tu ganancia. 


Lo que queda del buen amor se refugiara en tinieblas y lo dejaremos para las grandes familias decentes, para los hombres y mujeres prejuiciosos que abusan del éxito para imponer su verdad, a ellos les dejaremos las fidelidades, la rutina, las comidas de domingo, las esposas oficiales y las amantes secretas, la cosificación de los cuerpos, las mentiras, a ellos les encargaremos el lento proceso de hacer lo que tu y yo haremos esta noche, ellos lentamente, matarán el amor. Tu y yo lo mataremos de golpe, tu y yo comenzaremos a hablar ahora, porque NECESITAMOS UN NUEVO AMOR