Le dije que iba a escribir un post que se llame colapso nervioso de letras y dejé de lado la ventana.
No sabía describirle lo que sentía así que estaba de más seguir ahí diciendo a la nada cosas que trataran de poner en palabras el dolor de la perdida y el extraño vacío de cuando te has devorado como yo, una bestia de tal tamaño y después... la vida sigue, te quedas sin nada, pero todo esta aún ahí.
Quisiera desayunar con alguien que me entendiera y terminaré siendo yo misma, en ese desayuno podría compartirme todos y cada uno de mis dolores de cuando la vida no es certera.
Mi vida pocas veces ha sido certera, nunca he tenido el don de quedarme al 100% en nada, en ningún lugar, en ningún pensamiento, en ninguna actividad, en ningún sueño.
Despierto con un cuerpo cálido a mi lado y me quedo de repnte sumida en la angustia, si algo he desarrollado es el gusto muy particular por despertar con cuerpos cálidos a mi lado y diferentes, casi cada noche, he desarrollado una fascinación por esa compañía callada, pero siempe había despertado tranquila, nunca hasta hoy había despertado al lado de un cuerpo acompañante como si estuviera tan sola que ni siquiera me tuviera a mi. Porque creo que la soledad en resumidas cuentas sería ese momento en el que no te tienes a ti, entonces ni el cuerpo cálido a tu lado, ni la fiesta repleta de escuchas de tu aventuras y de tus deseos, ni la certidumbre de un mañana son bastos para llamarse compañía.
