Y tu que no conoces mi cuerpo, cuando tus palabras recorrieron mis entrañas, tu no sabes nada más, y tu que no encontraste tus manos para tenerme, para hacerme, para deshacerme, y tu que te perdiste en ti, lástima, lo que te abrías encontrado, el candente amanecer de mis entrañas te pertenecería, ya jamás seríamos dos.
Y tu, que no conoces mi cuerpo, que no te he atado, que no te he tocado, que no te he sentido y presentido, que no te he enloquecido, que no te he gritado. Y tu ¿que no conoces mi cuerpo?